¿Cuántas veces necesitas tener conversaciones sinceras con tu familia mixta antes de empezar a preguntarte cuándo marcharte por culpa de tu hijastro?
¿Cuántas veces necesitas oír "¡Tú no eres mi mamá!" antes de discutir el problema con tu pareja? ¿Cuántas veces tienes que llorar por "¡No tengo que escucharte!" antes de comprender que estás mordiendo más de lo que puedes masticar?
Cuando se es padre de una familia ensamblada, éstas son las preguntas que uno se hace a menudo.
Las familias ensambladas son incómodas para todos porque son el resultado de una serie de acontecimientos afortunados que unen a dos personas que se quieren. Pero también reúnen a un montón de niños (que a menudo no se conocen entre sí).
Cuando todos se juntan, crean de repente todo un mundo nuevo de madrastras, padrastros, hermanastros y abuelos adoptivos. Sabemos que suena muy bien sobre el papel, pero la mayoría de las veces, la familia ensamblada pasa por lo que solo podemos describir como dolores de crecimiento.
Mientras se fusionan, aprenden a quererse, a confiar en el otro y a respetarse.
Seguro que la mayoría de las familias consiguen superar las diferencias y aprecian las abarrotadas cenas de Navidad y las barbacoas de los domingos. Sin embargo, hay veces en que no todos los miembros de la familia ensamblada aceptan los cambios.
Teniendo en cuenta el hecho de que te estás preguntando cuándo marcharte por culpa de tu hijastro, lo más probable es que éste no haya tenido la oportunidad (o el tiempo suficiente) de aceptar lo que está pasando.
Aunque pueda haber dolores de crecimiento, diferencias de opinión y oportunidades de aprendizaje, aprender de los errores del otro y comprender sus perspectivas debería ser una obligación. Y por eso vamos a hablar de cuándo dejar a tu hijastro.
¿Cómo decides cuándo marcharte por tu hijastro?
Los hijastros pasan por mucho cuando se espera que acepten una nueva familia, nuevos hermanos e incluso un nuevo entorno sin pestañear.
Y, cuando te preguntes cuándo marcharte por culpa de tu hijastro, deberías tomarte un momento para reflexionar sobre lo que tu hijastro tuvo que pasar antes de que los dos os embarcarais en un problema que no podíais resolver.
En realidad, cuando eres tú quien entra en una familia ensamblada, nunca debes asumir que la dinámica de una familia ensamblada es la misma que la dinámica de una familia unida. regularFamilia nuclear.
Muchos padres cometen el error de pensar que no necesitan pasar por un periodo de aceptación y adaptación únicamente porque han tenido una familia y han aprendido a gestionarla.
Las familias ensambladas son diferentes porque hay mucha tensión burbujeando bajo la superficie. Así que, sean cuales sean tus intenciones, seguro que resultan completamente diferentes a las de un hijastro que intenta gestionar un torbellino de emociones sin la ayuda de nadie.
Por un lado, debe trabajar con su pareja para asegurarse de que ambos están de acuerdo, ofrecer apoyo sin reservas a su hijastro y gestionar los problemas con elegancia. Por otro, no debe hacer la vista gorda cuando su hijastro muestre uno (o varios) de los patrones de comportamiento que veremos a continuación.
1. Cuando tu hijastro hace daño a tus hijos
Antes de abordar el hecho de que tu hijastro pueda estar haciendo daño a tus hijos, debemos diferenciar entre rivalidad entre hermanos y actual abuso entre hermanos. La competencia entre hermanos es bastante común, incluso cuando hablamos de familias nucleares y no de familias mixtas.
Los niños no tienen la capacidad mental y emocional para comprender los tremendos cambios que están ocurriendo a su alrededor, y pueden recurrir a la violencia cuando creen que no tienen otra opción para afrontarlos.
Aunque quizá quieras esperar un poco más para comprobar si tu hijastro y tus hijos se acostumbran el uno al otro, definitivamente no debes esperar a que tu hijastro abuse de tus hijos.
Además, cuando hablamos del tipo de maltrato que justifica que abandones el matrimonio, no estamos hablando de peleas inofensivas entre niños pequeños o menores.
Hablamos de maltrato físico y emocional entre niños que sin duda son lo suficientemente maduros como para entender lo que están haciendo (adolescentes, por ejemplo). O estamos hablando de un hijastro mayor que abusa de uno de tus hijos pequeños.
Sea cual sea el caso, el abuso no debe tolerarse bajo ninguna circunstancia.
2. Cuando tu hijastro miente continuamente a tu pareja sobre ti
Lo más probable es que tengas problemas con todos los que te dicen "Oh, eso no es nada..." o "Estás imaginando cosas". Pero, cuando experimentas que tu hijastro miente continuamente a tu pareja sobre ti, no hay muchas cosas que puedas hacer aparte de marcharte.
La mayoría de las veces, tu pareja se pondrá primero del lado del niño porque no esperaría que fuera taimado (y menos un niño con los ojos llorosos que él trajo al mundo).
Por un lado, estás atascado intentando entender por qué tu hijastro no te acepta y por qué tu hijastra sigue mintiendo a tu pareja sobre ti.
Por otro, estás también atascado tratando de averiguar si debe enfrentarse a su pareja sobre lo que ha estado pasando o si debe mantener la boca cerrada y marcharse.
Al fin y al cabo, tienes que aceptar que hay momentos en los que es mejor que te mantengas al margen del drama y dejes que tu familia mixta siga adelante sin ti.
Sea como sea, no tomes decisiones precipitadas sin pedir consejo a alguien de confianza (o incluso acudir a terapia).
3. Cuando tu hijastro se niega a reconocer tu autoridad y tu papel como padrastro o madrastra
Reunirse como familia ensamblada puede ser un momento difícil cuando se intenta de verdad, realmente difícil hacer que las cosas funcionen.
Un día te andas con pies de plomo porque te da miedo decir algo que pueda hacer quedar mal a la otra persona, y al otro os gritáis porque no sabéis qué hacer (los traumas del pasado siempre vienen a morderte).
Cuando tu hijastro se niega a aceptar tu autoridad y tu papel de padrastro o madrastra además de todo lo demáspuede que pierdas la esperanza. Si tu hijastro no deja de desobedecerte, de llevar la contraria o de saltarse las normas que intentas establecer, es posible que sufras un colapso al intentar contentar a todos.
Sin embargo, no hay que olvidar que los niños suelen elegir los "blanco fácil" entre los dos progenitores para asegurarse de que pueden hacer lo que quieran cuando quieran. Y se convierten en maestros de la manipulación cuando intentan enfrentar a un progenitor contra otro.
Cuando hayas hecho todo lo posible por cambiar la situación sin siquiera atisbar un atisbo de éxito, debes saber que es posible que tengas que marcharte (para preservar tu cordura y tu dignidad).
4. Cuando tu hijastro está manipulando a tus hijos, a tu pareja o a otros miembros de la familia
Cuando hablamos de temas delicados como éste, tenemos que subrayar el hecho de que a menudo los hijastros no hacen las cosas que hacen porque sean malas, sino porque están confundidos, dolidos y no saben cómo afrontar lo que les está pasando.
Por eso, los hijastros recurren a menudo a "malos comportamientos" para enmascarar lo que realmente ocurre. En primer lugar, puede que tu hijastro esté manipulando a tus hijos, a tu pareja o a otros miembros de la familia porque no sabe aceptar vuestro matrimonio.
La manipulación es una estrategia que la gente utiliza para conseguir lo que quiere de los demás, y tu hijastro podría estar manipulando a tu familia para que se pongan de su parte. La manipulación puede adoptar diferentes formas: desde llorar y poner ojitos de cachorrito hasta mentir, hacer luz de gas e inventarse cosas.
Sea cual sea el método de manipulación preferido de tu hijastro, es mejor que te retires de la situación antes de que las cosas se pongan feas.
5. Cuando tu hijastro te esté causando dolor físico o emocional
Estamos acostumbrados a oír historias de madrastras que se vuelven malas y tratan mal a sus hijastros. Pero no estamos acostumbrados a oír (o a creer) las historias de madrastras que reciben comportamientos agresivos.
A menudo, los hijastros adolescentes y jóvenes recurren a la violencia cuando no consiguen lo que quieren o cuando se les obliga a comportarse mejor con el padrastro o la madrastra.
Cuando tu hijastro muestre signos de comportamiento agresivo y empiece a empujarte, darte empujones, bofetadas o puñetazos cuando intentes asumir la autoridad, puede que estés preparado para irte de esa casa.
La violencia física puede ser más fácil de explicar a tu pareja (debido a los moratones, cortes u otras pruebas de agresión), pero tampoco debes quedarte callada cuando sufras violencia emocional.
Cuando tu hijastro empiece a humillarte, insultarte o maltratarte emocionalmente, no esperes a que el maltrato se convierta en físico. Márchese cuanto antes.
6. Cuando tu hijastro está causando problemas tanto a ti como a tu pareja
Entre preguntarse cuándo irse por su hijastro, si los hijastros superan alguna vez el divorcio y si los hijastros aceptan alguna vez al padrastro o a la madrastra, es posible que se olvide de que los niños necesitan tiempo suficiente para hacer el duelo.
Aunque un nuevo matrimonio puede (y debe) ser feliz, un nuevo matrimonio también señala el fin del matrimonio anterior y de la dinámica familiar anterior.
Naturalmente, eso puede ser duro para los niños que luchan por aceptar el hecho de que sus padres ya no están juntos o que ya no son hijos únicos.
Cuando tu hijastro empiece a causar problemas tanto a ti como a tu pareja, comprende que probablemente tú no seas el problema.
Lo más probable es que a tu hijastro le esté costando asimilar el divorcio y el matrimonio: tú y tu pareja podéis ser pacientes, apoyaros y ser comprensivos mientras se produce la transición, o podéis marcharos (dependiendo de la gravedad de los problemas).
¿Qué puedes hacer para mejorar las cosas antes de marcharte por culpa de tu hijastro?
Podemos todos de acuerdo en que necesitas una fuerza y una paciencia inmensas para trabajar con un hijastro que se niega a aceptarte.
Tanto si se trata de un hijastro que no ha asimilado el hecho de que sus padres ya no están juntos como de un hijastro que ha crecido resentido con todo el mundo debido a un trauma infantil causado por el divorcio (y la relación que mantenían sus padres), sepa que está tratando con un ser humano que está sufriendo.
Sea cual sea el caso, te sugerimos que luches, intentes arreglar la relación que tienes con tu hijastro y pongas remedio a la situación antes de dejar atrás a todo el mundo.
Aunque no estamos diciendo que tengas la responsabilidad de curar el trauma infantil y revertir lo que sea que haya sucedido antes de que subieras a bordo, debes saber que una vez que te vas, te vas para siempre. Y eso significa algo.
Antes de irte, intenta entender de dónde vienen, organiza una conversación abierta y sincera con tu pareja, criba tus emociones, asegúrate de que tu hijastro pasa suficiente tiempo con sus padres biológicos, ofrécele a tu hijastro la oportunidad de averiguar qué le causa enfado y ansiedad y, por último, busca ayuda profesional.
Haciendo todos De este modo, darás a tu familia ensamblada la oportunidad de crecer, superarse y dejar atrás la situación.
Pero, a la hora de la verdad, sepa que no necesita ser la sierva de nadie para apaciguar todos sus caprichos y que no necesita exponer a sus propios hijos a abusos físicos y emocionales para saber que ha hecho todo lo que podía hacer para salvar a su familia.
1. Entender de dónde vienen
Sabemos que te estás preguntando cuándo marcharte por culpa de tu hijastro, pero puede que tu hijastro se esté preguntando lo mismo.
"¿Cuándo irse por culpa de tu madrastra?" o "¿Cuándo irte porque a tu padre y a tu madrastra no les importa lo suficiente como para darse cuenta de que no estás bien?". Éstas pueden ser las preguntas que le ronden por la cabeza a tu hijastro.
Antes de abandonar toda esperanza, intente comprender de dónde viene su hijastro. Antes de hacer otro cambio, intenta comprender que tu hijastro está enfadado, ansioso, estresado, asustado y (lo más importante) abrumado por todos los demás cambios que tú y tu pareja habéis hecho.
Organice una reunión abierta y conversación sincera con tu hijastro y que los padres biológicos de tu hijastro hagan lo mismo. Sabemos que no parece gran cosa, pero puede suponer una gran diferencia.
2. Organiza una conversación abierta y sincera con tu pareja
Ya que estás organizando conversaciones difíciles, organiza también una con tu pareja. Sabemos que quizá no te sientas cómodo hablando con tu pareja de lo que te ha hecho pasar tu hijastro, pero tu pareja merece saber la verdad desde el principio.
Tanto si tu hijastro ha mentido sobre ti como si ha manipulado a los miembros de la familia en tu contra o incluso te ha maltratado físicamente, es más probable que tu pareja confíe en ti si decides ser sincero desde el principio.
Acuérdate de ser amable cuando hables de tu hijastro y no recurras a "Es un niño malo," "Merece ser castigado". y otras frases que puedan hacer sentir a tu pareja que estás atacando a tu hijastro o acusándole de algo.
Cuando acabes de contar tu versión de los hechos (incluso puede que muestres pruebas de lo que has vivido), observa la reacción de tu compañero.
Si tu pareja ni siquiera quiere darte la oportunidad de explicarle por lo que estás pasando, será mejor que abandones la relación.
3. Examine sus propias emociones
Cuando atraviesas una mala racha con tu familia mixta y te preguntas cuándo marcharte por culpa de tu hijastro, no hay nada más fácil que enfadarse, pelearse con tu pareja y salir furioso del piso.
Por otro lado, meditar, tamizar tus emociones, reflexionar sobre todo lo que ha pasado y concertar una cita con un terapeuta puede ser... demasiado trabajo. Sin embargo, son formas seguras de echarte una mano cuando intentas procesar tus emociones.
Y, después de hacer estas cosas, no hay nada que te impida ver el problema desde una perspectiva diferente, trabajar en una solución o salir cuando decidas que has terminado. Pero, hagas lo que hagas, no olvides que hay veces en que tus emociones afectan a la forma en que ves algo y por eso también tienes que trabajar en ellas.
4. Asegúrate de que tu hijastro pasa suficiente tiempo con su padre biológico
Sabemos que la relación entre hijastros y padrastros requiere tiempo, esfuerzo y compromiso. Sabemos que esa misma relación requiere aún más amor que la que existe entre un hijo y un padre, porque siempre existe la posibilidad de que un hijastro o un padrastro decida marcharse.
Por eso, los hijastros suelen recurrir a "mal comportamiento" como mecanismo de defensa. Pero, a veces, llevan las cosas demasiado lejos y se convierten en responsables de aquello a lo que tenían miedo todo el tiempo.
Cuando te aseguras de que tus hijastros pasan suficiente tiempo con sus padres biológicos, les estás transmitiendo el mensaje de que no estás ahí para sustituir a nadie: estás ahí como un miembro más de la familia.
Y, cuando te haces amigo de sus padres biológicos (con los que no estás casado, claro), les estás enviando el mensaje de que no estás ahí para cambiarlos ni para cambiar las tradiciones que tenían antes que tú.
Decidas lo que decidas hacer, debes saber que mantener conversaciones abiertas y sinceras con todas las personas que forman parte de la familia combinada puede suponer una gran diferencia. Mucha suerte.
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